ALTERIDAD
Del latín alterĭtas, alteridad es la condición de
ser otro. El vocablo alter refiere
al “otro” desde la perspectiva
del “yo”. El concepto de alteridad,
por lo tanto, se utiliza en sentido filosófico para nombrar al descubrimiento de
la concepción del mundo y de los intereses de un “otro”.
La
alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y un “otro”, o entre un “nosotros” y un “ellos”. El “otro” tiene costumbres,
tradiciones y representaciones diferentes a las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La alteridad implica
ponerse en el lugar de ese “otro”,
alternando la perspectiva propia con la ajena.
Esto quiere decir que la alteridad representa una voluntad de entendimiento que fomenta el dialogo y propicia las relaciones pacíficas. Cuando un hombre judío entabla una relación amorosa con una mujer católica, la alteridad es indispensable para entender y aceptar las diferencias entre ambos. En cambio, si se registra una escasa alteridad, la relación será imposible ya que las dos visiones del mundo sólo chocarán entre sí y no habrá espacio para el entendimiento.
La
alteridad también puede entenderse a un nivel más amplio. El encuentro entre
dos países o dos pueblos implica poner diferentes formas de vida frente a
frente. Si hay voluntad de alteridad, la integración podrá ser armónica, ya que
cada pueblo respetará las creencias del otro. Ese diálogo, por otra parte,
enriquecerá a ambos. En cambio, si no hay alteridad, el pueblo más fuerte
dominará al otro e impondrá sus creencias. La alteridad se entiende como alteración, cuando lo ajeno es visto como enajenación, cuando la diferencia es
contemplada cual deficiencia, entonces la deficiencia
propicia xenofobia y victimación, en la medida en que buscando afirmar el yo se
niega al tú a fin de apropiarse de él, según el frenético mecanismo de mímesis
de apropiación: a partir de dicho momento los antagonistas aparecen como dos
manos que tienden al mismo sitio, no pudiendo menos de enfrentarse. A la base
de este mecanismo se encuentra una terrible propensión, a saber, el deseo
mimético que es deseo del otro, o incluso deseo del deseo del otro: Es siempre
el escándalo el que llama a la desmitificación, y la desmitificación, lejos de
poner fin al escándalo, lo propaga por todas partes y lo universaliza.
Por
el segundo torcido entendimiento de la alteridad, y junto al anteriormente
citado mecanismo mimético, se encuentra otro mecanismo que me lleva a habitar
en la inhóspita (sin huésped) diferencia bajo formato de indiferencia y, por
ende, a vivir la diferencia como in-diferencia: ciertamente no podría negarse
que existan los demás, reconozco incluso que son distintos a mí, pero,
precisamente porque lo son, inhibo del todo mi preocupación respecto de su
personal alteridad; en consecuencia, sólo otro rostro como el mío me
interesaría, mas, no habiéndolo, me recluyo en mi individualidad separada. Es
así como el otro deviene para mí lo anónimo, los sin nombre, lo innominado, lo
innombrado e innombrable, el no ser indiferenciado y, por tanto, una presa fácil
para descargar sobre ella los golpes: ¿quién no lo sabe?
Alteridad
es la capacidad de "ser" otro. Es un concepto filosófico. Aquí va
definición y ejemplo: Alteridad (del latín alter: el "otro" de entre
dos términos, considerado desde la posición del "uno", es decir, del
yo) es el principio filosófico de "alternar" o cambiar la propia
perspectiva por la del "otro", considerando y teniendo en cuenta el
punto de vista, la concepción del mundo, los intereses, la ideología del otro;
y no dando por supuesto que la "de uno" es la única posible. Su uso
actual se debe a Emmanuel Levinas, en una compilación de ensayos bajo el título
Alteridad y Trascendencia.
El término “alteridad” se aplica al descubrimiento que el “yo” hace del “otro”, lo que hace
surgir una amplia gama de imágenes del otro, del “nosotros”, así como visiones
múltiples del “yo”. Tales imágenes, más allá de las diferencias, coinciden
todas en ser representaciones más o menos inventadas de personas antes
insospechadas, radicalmente diferentes, que viven en mundos distintos dentro
del mismo universo. La alteridad como concepto filosófico, también se ve como el descubrimiento que el
“yo” hace del “otro”. Un
a
persona a través de la interacción con el otro puede conocer cosas del otro que
antes no había conocido, de esta forma se crean imagínese ideas sobre el otro
que antes no se conocían. En general, las personas en su vida cotidiana y en su
interacción con los otros pre-establecen imágenes de los otros teniendo en
cuenta solo su visión de las cosas y con los parámetros con los que él se ha
ido desarrollando. En esta medida se crean imágenes propias de otras personas u
otras culturas sesgadas solo por conocimientos propios sin tener en cuenta el
desarrollo del otro. La alteridad surge como la idea de ver al otro no desde una
perspectiva propia, sino teniendo en cuenta creencias y conocimientos propios
del otro. Para esto hay que tener un mayor acercamiento, diálogo y
entendimiento sobre el otro.
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